La Fabrica Salvaje

Lorena Erre tenía una idea en la cabeza desde que vio la foto de una fábrica abandonada y desde el principio sabía con qué equipo quería trabajar para plasmarla, y así empezó todo. Sólo una imagen hace que todo empiece a rodar.

Nadie mejor que Lorena para poder captar cada uno de los detalles y ver el potencial que desprendía la fábrica. Todo el equipo tenía claro que quería una sesión arriesgada, salvaje y diferente.

Queríamos reciclar y darle una segunda oportunidad a un lugar que tuvo mucha vida y hoy estaba olvidado, pero que conservaban su magia, mucha magia. Lo importante es ver esa belleza que no todo el mundo puede ver y reutilizar, de eso se trata.

Por suerte, los tiempos han cambiado y las parejas también y pueden celebrar su boda a su estilo, sea cual sea, sin miedos y en cualquier lugar que los represente. Es por ello que no nos dio miedo el espacio ni utilizar elementos atípicos en cualquier boda.

Le sacamos el mayor partido a los materiales que allí nos encontramos: tuberías, cuerdas, estructuras de madera… Les dimos nuevos usos a materiales que hoy en día eran considerados basura y les dimos vida de una forma diferente.

La pareja la teníamos más que clara, desde el principio hubo flechazo con May e Ismael. Son una pareja con mucha fuerza, atípica, apasionada y con un amor tan intenso que era capaz de traspasar el objetivo de la cámara. Es verlos y saber que no hay otro lugar más apropiado para celebrar su amor. El espacio es fuerte, salvaje, diferente, con personalidad… al igual que ellos.

May nos rompió los esquemas con su pelo rojo fuego y nos ayudó a romper el color monocromático del estilismo de ambos, dando mayor importancia y protagonismo a los preciosos tocados artesanales de Miss Lauri. Los tocados aportaban un todo extra de color y dulzura.

Aquí empieza todo fue una pieza imprescindible, se encargaron en todo momento de la decoración de la fábrica, haciéndola única. Ellos son los únicos que con 2 marcos de puerta y unas cuerdas que encontraron podían hacer un altar como el que estáis viendo.

Del maquillaje se encargó Carmen Verdú, una joven promesa, que destaca por su simetría y perfeccionamiento. Empezamos con un maquillaje sencillo y fue evolucionando al mismo ritmo que la sesión se iba caldeando.

La tienda de Flores La Tartana fue la encargada de la decoración floral, sin sus preciosos centros hubiese sido imposible hacer la magia que buscabamos. Centros donde predominaba el verde con toques blancos que resaltaban en la penumbra del despacio. Para aportar calidez también añadimos velas por todos los espacios para crear un ambiente más cálido y acogedor siendo protagonista de los momentos más románticos de la sesión.